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Cine

2001: Odisea del espacio.

No todas las películas son hechas para ser vistas de la misma manera. El filme de Kubrick de 1968, es para observarse de manera no convencional. Su visión de la humanidad y sus avances es analítica e interpretativa. No nos dice directamente el mensaje. Es, en verdad, 2001: Odisea del espacio.

Para apreciar mejor el filme, hay que verlo -pacientemente- como momentos aislados, claves en el desarrollo del ser humano. Desde el inicio, nos indica que hay que tomarlo con calma y dejar que nuestros sentidos lo absorban. Por ese motivo, 2001 inicia con la banda sonora de György Ligeti durante tres minutos en una pantalla negra, sin imagen alguna.

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Las notas de Ligeti no son cómodas ni del todo agradables al oído (también tienen un propósito).

2001, dirigida, producida y coescrita por Kubrick con Arthur C. Clarke, es una historia de ciencia ficción, no de acción. En esos ayeres, el género no solía ser tomado muy en serio y era considerado un escaparate para la imaginación, muchas veces para adolescentes o niños. Un adulto no debía de consumir ese tipo de cosas, salvo excepciones. Asimismo, 2001 era un año que parecía demasiado lejano y se teorizaban multitud de cosas en torno a este, como autos voladores y el hombre viviendo en otros planetas.

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Tomando el punto anterior en cuenta, es que Kubrick ofrece una historia sobria y por demás, abstracta. Su apego a la ciencia le dio reconocimiento y por ello es considerada, a la fecha, una de las mejores producciones del género. Sus revolucionarios efectos especiales y de cámara son otros de sus atributos famosos.

Cabe destacar, que ese mismo día, el 3 de abril de 1968, se estrenó El planeta de los simios, de la cual hablamos en este mismo espacio. Te ofrezco la nota, aquí:

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Y hablando de simios, es de esta manera que continúa 2001, después de la famosísima introducción con la alineación perfecta del Sol, la luna y la Tierra con el fondo musical perennemente asociado al filme, del tema “Also Sprach Zarathustra”, de Richard Strauss.

Una comunidad de primates convive día a día, comiendo hierbas y procurando el agua, a merced de los depredadores, sin una organización planeada que les permita subsistir.

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Un día, el pequeño grupo descubre un inmóvil monolito de color negro, tan negro como la pantalla de inicio. Este los perturba ya que es un objeto que no han visto jamás y se aleja mucho de sus experiencias de vida.

El artefacto es una tabla delgada de varios metros de altura que, evidentemente, no es terrestre; es un objeto con forma determinada lo que implica que ha sido forjado, probablemente entregada por una civilización de otro planeta. Algo tan sencillo en su forma como un objeto rectangular, es inconcebible para estos primates.

Tal vez el encuentro con tal construcción inerte abre los horizontes de los homínidos que, al poco tiempo, descubren –o deducen- la primera herramienta: el hueso de un animal. El utensilio es también un arma que les permitirá cazar a un ser vivo, por vez primera en su existencia. El tema de Strauss se vuelve a escuchar en ese importante momento evolutivo.

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Entonces, se da el salto del ser herbívoro al carnívoro. Por otra parte, el dominio de un instrumento ajeno a su cuerpo le da la ventaja sobre otras comunidades de primates rivales que aún no han alcanzado ese nivel de destreza. Nace así, el concepto de pertenencia y de superioridad. Un guerrero de cada tribu pelea por el territorio; el que blande el hueso, asesta un golpe mortal, alejando al resto del grupo.

El triunfador arroja su arma -que también es trofeo-, hacia el cielo en señal de victoria.

En ese momento, hay un corte que nos lleva miles de años en el futuro, al espacio donde vemos flotar dos naves próximas a encontrarse. La música sigue siendo de Strauss, pero ahora de Johann, con el vals, An der schönen blauen Donau, (El Danubio azul). Así entonces, Kubrick hace evidente el avance de la inteligencia del hombre. De poder asir un rudimentario objeto a la creación de los instrumentos para la generación de complicadas armonías. El hombre no solo subsiste… Crea.

Y se destruye.

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El nacimiento de la organización grupal da pie a las naciones y, algunos años después, a la lucha por la carrera espacial. La lucha por el territorio ya no es en plano horizontal, sino mucho más lejos, a lugares inimaginados.

Cuando se estrenó 2001: A Space Odyssey, faltaba más de un año para que el hombre llegara a la Luna y se pusiera fin a la carrera espacial. Kubrick se adelantó a su tiempo y llevó al espectador a un lugar que solo existía, hasta ese momento, en su imaginación. Ese hecho llevó a la errónea concepción de que el cineasta fue contratado para crear una farsa fílmica en torno a la llegada a la Luna, misma que persiste hasta nuestros días.

Las tomas exteriores del espacio con la ausencia de sonido ambiental, los interiores de los vehículos, así como objetos más comunes, como las pantallas planas, tabletas y video llamadas, pueden ser apreciadas en esta película. Incluso, la súper computadora interactiva y organizacional, HAL 9000, se parce mucho a una Alexa actual.

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El mencionado HAL 9000, es otra pieza importante en el filme; se trata de una computadora que es el cerebro de la misión espacial más importante y en sí, otro logro de la humanidad, solamente limitada por sus errores, tal como lo apunta el mismo programa artificial.

HAL es incapaz de errar y, de una manera casi macabra, es capaz de expresarse como un ser humano, con dudas y emociones, con juicios y deducciones que superan a la del ser vivo. Una de las moralejas de esta historia podría ser para la humanidad en sí: si vas a crear vida inteligente, no la hagas más inteligente que tú. O con la posibilidad de superarte. Porque lo hará.

La primera secuencia espacial, desemboca en el descubrimiento de que un monolito de 4 millones de años de antigüedad, ha sido descubierto enterrado en la Luna. Entonces, el filme da un nuevo brinco, menos brusco, de tan solo año y medio en el futuro.

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Una expedición se dirige a Júpiter. Un grupo de astronautas deben cumplir una misión la cual es parcialmente conocida para ellos. Solamente HAL cuenta con toda la información. Completar la encomienda es vital para la humanidad. Es entonces que el conflicto comienza, pues HAL tomará sus propias decisiones para asegurar el éxito.

2001 también propone otro importantísimo avance, uno que tiene que ver con el contacto con otras formas de vida y cuestiona si estamos preparados; muy probablemente, en algún momento, el hombre rebasará sus propios límites naturales llegando a un final no tan placentero.

De manera simbólica, el final de 2001 postula que el hombre se encuentra en la infancia de su propia evolución y su capacidad intelectiva podría verse superada por mucho. Si bien, en un momento temprano de la película nos presenta al hombre terrestre como su propio hombre del espacio, no implica que su habilidad para dejar el planeta lo haya preparado para la comprensión de lo que encontrará más allá. El hombre, con todos sus adelantos, es el ser primitivo del universo.

2001: A Space Odyssey, cumple 55 años de su estreno en 2023.

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Iñigo Pérez

25 años en medios de comunicación, seguidor del comic (desde antes de que fueran "cool"), de la música, del cine y de las series. El arte se expresa de muchas formas... solo tienes que plasmar el tuyo.

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