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¿Cómo se vive el fenómeno coronavirus en Quebec?

A principios de marzo, el número de casos positivos comenzó a aumentar dramáticamente (196 casos confirmados) hasta que el 13 de marzo la mayoría de las provincias canadienses decretaron un periodo de cuarentena para la población. 

Ante la inminente amenaza de la llegada del covid-19 a Quebec, el tema se mantenía en las redes sociales todavía como una broma hasta hace una semana. Un evento falso organizado en Facebook el pasado 10 de marzo que llamaba a manifestarse masivamente contra el virus, tuvo que ser borrado el 14 de marzo pues en pocos días dejó de ser gracioso. Los primeros casos aislados de coronavirus en Canadá comenzaron a registrarse durante el mes de febrero en las provincias de Columbia Británica (al Oeste del país) y en Ontario (la costa Este). A principios de marzo, el número de casos positivos comenzó a aumentar dramáticamente (196 casos confirmados) hasta que el 13 de marzo la mayoría de las provincias canadienses decretaron un periodo de cuarentena para la población. 

En Quebec, la provincia francófona de Canadá, la primera medida tomada fue la suspensión de clases a partir de las 11 de la mañana del viernes 13 de marzo. Una semana antes, del 2 al 9 de marzo, los estudiantes y profesores quebequenses habían tenido vacaciones (vacances de relâche) y una buena parte de ellos acababan de regresar de viajes del interior del país o del extranjero (principalmente de playas del Caribe). Por esta razón, se decretó que era necesario mantener a este sector de la población y a sus familias en estricta vigilancia y fuera de espacios públicos. Desde el día en que se anunció la cuarentena, la acumulación de casos positivos aumentó vertiginosamente: primero 50 por día, luego 70, y del 16 al 17 de marzo hubo 144 más en todo el país. Hasta el día de hoy (18 de marzo) hay 597 personas contagiadas por el covid-19, 74 de ellas en Quebec y 8 personas de distintas edades fallecidas en todo el país.

En las grandes ciudades quebequenses, como Montreal y Quebec, los establecimientos públicos han ido cerrando progresivamente: cines, teatros, restaurantes y centros comerciales. Sólo se mantienen funcionando los supermercados, las farmacias y las tiendas de conveniencia llamadas “depanneurs”. Las calles se ven vacías, el tráfico es mínimo y el transporte público parece el de un pueblo fantasma. Sin embargo, el silencio no contrasta con la perpetua tranquilidad de los inviernos canadienses. La acústica es la misma pero el paisaje parece más inmóvil todavía. Aquí también hubo compras de pánico los primeros días de cuarentena. ¿Los productos más solicitados? El papel higiénico, las toallitas desinfectantes, la harina y la leche en polvo. Escasez casi por completo. Sin embargo, los quebequenses continúan manteniendo ese rostro sereno y gentil que les caracteriza. Al parecer, han decidido acatar las recomendaciones de los comunicados oficiales para que las autoridades, sobre todo las sanitarias, puedan hacer su trabajo. 

El gobierno de Quebec anunció que ofrecerá una ayuda económica temporal para todos los trabajadores que estén en cuarentena y sin recibir el pago de su salario (573 dólares canadienses por semana). Asimismo, la comisión escolar mantendrá el pago de los trabajadores del sector educativo (profesores, administrativos y personal de apoyo), sin embargo, las clases no se darán a distancia. Esto último bajo el argumento de que los trabajadores deben ocuparse en casa de sus propios hijos por lo que no es conveniente darles una sobrecarga de trabajo en el hogar. Lo anterior ha generado algunas reacciones y conflictos por parte de las escuelas privadas, quienes solicitan a sus docentes continuar las clases en línea, y por parte de otros trabajadores a quienes no se les permite ausentarse de sus puestos (sector salud, comercio, servicio postal) pero que tienen niños y adolescentes en casa. 

El fenómeno coronavirus no está siendo fácil. En todos los países, incluso en los más estables económicamente hablando, hay una desestabilización en las dinámicas sociales y económicas que generan incertidumbre en la mayoría de la población. Una incertidumbre que, al menos acá, se vive en silencio. Veremos si la sociedad organizada y la buena conducta del ciudadano canadiense logra mantener a raya al virus del año en una región donde habita una gran población de adultos mayores.

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