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Cine

Dogville, un lugar de perros.

Es una película no muy fácil de ver, pero una vez que te alineas con la perspectiva del director, llegará a tener un lugar especial. Lars von Trier nos ofrecía en 2003, Dogville, un lugar de perros.

La novena producción cinematográfica del danés y su siguiente después de Dancer in de Dark del 2000, es otra cruda historia acerca de la esencia de ser humano en una luz no muy positiva; la producción también es escrita por von Trier.

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¿Qué es la naturaleza humana? ¿Qué es la filosofía sin voluntad? ¿Qué es el idealismo sin motivo? ¿Qué nos separa de los animales? Todos estos cuestionamientos surgen en uno u otro momento en la apacible villa de Dogville.

La historia es acerca de una bella joven que llega por casualidad a un apartado pueblo rural en los Estados Unidos, en la década de los treintas o cuarentas. Grace Mulligan (Nicole Kidman), huye de un grupo de criminales que la buscan implacablemente.

Grace es descubierta por Tom Edison (Paul Bettany), el filósofo del pueblo, quien le ofrece ayuda temporal para esconderse. Poco después, Tom le propone exponer su caso al pueblo entero (compuesto por tan solo ocho familias), para que Grace se gane un asilo permanente en el apacible lugar que se encuentra enclavado en las montañas, con un paisaje imponente y junto a la vieja mina.

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El paraje es un punto importante en Dogville.

El filme está realizado completamente dentro de un foro y no utiliza escenarios. Inspirado por el teatro alemán, von Trier se centra por completo en la actuación de su excelente elenco y establece una especie de experimento o complicidad con la audiencia.

Las casas, los jardines y la mina, solamente se indican con marcas blancas en el piso como si se tratara de un plano dibujado con gis escolar. Incluso, el perro del pueblo -y el primero en recibir a Grace-, no es más que una silueta dibujada en el suelo y la palabra “dog”.

La historia absorbe y abstrae tanto al espectador que llega un momento en que los escenarios no son importantes, su imaginación rellena los espacios como lo hace al leer un libro. Es un ejercicio cognitivo y artístico.

El filme en sí, está dividido en capítulos como un libro y algunos de ellos, de manera casi humorística, revelan en sus títulos importantes puntos que están por suceder.

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La claustrofobia que genera la falta de espacios abiertos ayuda para hacernos sentir lo que percibe Grace quien, después de ser acogida por los pobladores de Dogville, ve un cambio brusco en su vida, percatándose de que solamente ha cambiado de celda.

La bella joven, en efecto, inicialmente se gana a los habitantes de Dogville y le ofrecen abrigo, trabajo remunerado y un lugar entre ellos. El tiempo se encargará de lo demás.

Parte del planteamiento de von Trier tiene que ver con el bien, pero también con el mal inherente en el ser humano. La humanidad ha ayudado a los suyos en los momentos de tragedia, pero también ha abusado del caído para obtener alguna ganancia, generalmente material o una posición de poder.

Los pobladores de Dogville, cambian radicalmente y van, de ayudar a Grace a chantajearla y a abusar de ella en todo aspecto. Grace está en desventaja, pues es amenazada con descubrir su paradero si no obedece a las diversas exigencias de todos.

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El elenco hace un estupendo trabajo en sus respectivos papeles y algunos de los participantes son, además de Kidman y Bettany, Lauren Bacall (Ma Ginger), Chloë Sevigny (Liz Henson), Stellan Skarsgård (Chuck), James Caan (The Big Man) y el narrador, John Hurt.

El crudo, pero satisfactorio final, es enmarcado con la única canción incluida en el filme, “Young Americans” del británico David Bowie.

¿El mundo nos cambia o nosotros cambiamos al mundo? Eso lo reflexionará cada uno de nosotros conforme transcurre el filme que tuvo su estreno en el festival de Cannes, el 19 de mayo de 2003 y en los cines de Estados Unidos, el 23 de abril de 2004.

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Te ofrezco un par de artículos; en el primero recordamos el gran álbum musical de Björk, Selmasongs, con las canciones que interpreta en Dancer in the Dark, de Lars von Trier:

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Y el segundo, es de un filme conocido de Nicole Kidman, de la misma época que Dogville, Moulin Rouge, del director Baz Lurhman:

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Iñigo Pérez

25 años en medios de comunicación, seguidor del comic (desde antes de que fueran "cool"), de la música, del cine y de las series. El arte se expresa de muchas formas... solo tienes que plasmar el tuyo.

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