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Comics

El regreso a Twin Peaks.

El lenguaje cinematográfico y/o televisivo de David Lynch es único y porta un estilo inconfundible. Uno de sus grandes trabajos quedó inconcluso por 25 años. Afortunadamente, hace un lustro sus seguidores vivieron el regreso a Twin Peaks.

Tal vez no haya un programa tan intrincado, bizarro, encriptado y llamativo como lo es “Los Picos Gemelos” de Lynch y Mark Frost.

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La serie comenzó en 1990 en lo que parecía un programa convencional, de tipo policiaco, con una dosis de rock and roll y estética por momentos cincuentera.

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Los personajes planteados por Lynch son simpáticos y empáticos. Conforme transcurren los capítulos, descubrimos que nadie es tan bueno como parece ni tan malo como creemos (a menos que hablemos de Bob). Las percepciones y prejuicios del auditorio (y los personajes) son vitales, tal como ocurre en la vida real.

Lo que parece un apacible pueblo entramado en las montañas, en los picos gemelos, va mutando a un lugar de penumbras que nos atrapa. “Pueblo chico…”, dicen. Una simple investigación de homicidio se transforma -y se trastorna- en una realidad mística, de realidades paralelas e inframundos, de planos y dimensiones.

Nuestro gancho, el punto de partida, es también el perfecto: el agente especial del FBI, Dale Cooper, amante del café y de la tarta (pastel o pay, según sea el caso). Cooper es interpretado por el entrañable Kyle MacLachlan.

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Y fue precisamente con la historia del agente especial Dale Cooper, que nos quedamos en pausa durante 25 años. El final de la segunda temporada nos revela que el héroe de la historia, el intachable, es ahora huésped de una fuerza diabólica conocida en su forma humana como Bob. El reflejo en el espejo con el rostro ensangrentado de Cooper nos dejó en suspenso. Y el suspenso pasó a ser terror cuando los televidentes descubrieron que la serie había sido cancelada.

Adelantemos el reloj un cuarto de siglo (horas más u horas menos). La cadena de TV Showtime, anunció que produciría una miniserie con la continuación de la historia. Por fin, la tercera temporada. No solo eso, el propio Lynch coescribía (con Mark Frost) y dirigía cada uno de los episodios.

El hecho no era cosa simple, ya que el director es uno de los más respetados. Y si el nombre tal vez no suena conocido, es porque Lynch no se involucra en proyectos comerciales. A excepción de Dune… Sí, ese Dune.

El hecho que representaba tener tal cantidad de nuevo material creado por Lynch, era una noticia en sí misma.

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Por medio de narración lineal, subjetiva, surrealista y con un constante cambio de formato e historias, Twin Peaks nos mueve el suelo constantemente. Lo hizo al inicio y lo haría al final.

La narrativa de Lynch se vale de los trucos que ha utilizado para enviar sus mensajes desde hace algunos ayeres. La cámara suele ser un narrador, un personaje más; sin embargo, en este caso, la cámara nos habla en código morse. Las pausas incómodas, el “timing” imperfecto de Lynch, continúan ahí, como continúan los efectos visuales no pulidos o demasiado evidentes. Acertadamente, el director no hace el brinco total al efecto digital en el que muchos de sus colegas caen, modificando dramáticamente su estilo.

Ya sea en el bosque, en el hotel, la cafetería o el cuarto rojo (conocido como The Black Lodge), el espectador se siente incómodamente como en casa. No obstante, solo los escenarios son los mismos (o recreaciones de los originales), porque los personajes han cambiado considerablemente.

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La tercera temporada nos trae la muy anhelada continuación en tiempo real. Después de 25 años. El mismo tiempo ha pasado, tanto para los habitantes del pueblo como para nosotros. Eso plantea aún más incógnitas, pues nada en Twin Peaks es como lo dejamos.

En vez de encontrar respuestas, surgen muchas dudas nuevas… Por ejemplo, ¿Quién es el doble malvado de Dale Cooper? ¿Por qué existe un tercer Cooper que se hace llamar Dougie? ¿Por qué su comportamiento es errático y parece que no entiende absolutamente nada de lo que ocurre? ¿Podría ser Dougie una alegoría al punto de vista del espectador? Tal parece que sí. Y como en la ocasión anterior, Twin Peaks es un enorme… no enorme, gigantesco rompecabezas que al armarlo parecerá perfectamente claro… Aunque habrán de faltar un par de piezas.

La mayoría de los grandes personajes de Picos Gemelos regresan, salvo aquellos a quien desafortunadamente perdimos antes de filmar, como el legendario David Bowie o aquellos que por otro motivo no fueron requeridos.

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Aun así, Bowie hace una aparición por medio de escenas de archivo y regresa como Phillip Jeffries (solo pidió que se doblara su voz y se utilizara a un actor oriundo de Louisiana).

También podemos ver el proyecto final del actor Miguel Ferrer, quien interpreta a Albert Rosenfield, agente del FBI (Ferrer era actor regular del programa NCIS: Los Angeles en ese tiempo).

Otras últimas apariciones son, la de Catherine Coulson como Log Lady (la mujer del tronco, cuyo pedazo de madera le confía importantes mensajes), la de Harry Dean Stanton, quien recrea a Carl Rodd y la de Warren Frost, como el doctor Hayward.

En Picos Gemelos hay buenos actores y buenos personajes. Podemos mencionar al propio David Lynch como el director sustituto del FBI, Gordon Cole; a David Duchovny como la jefa de staff del FBI, Denise Bryson (en una aparición especial); así también, damos la bienvenida a Laura Dern, una de las musas de Lynch, quien es una gran adición al elenco en un papel que resulta más que lógico (no diré el nombre para mantener la sorpresa, en caso de que aún no la hayas visto); o a Sheryl Lee como Laura Palmer, la joven asesinada que da origen a todo.

También vemos pequeñas apariciones (y el término “apariciones” puede resultar demasiado literal), de Ray Wise como Leland Palmer y de Monica Bellucci como… Monica Bellucci.

Cabe señalar que hace falta la presencia del sheriff Harry Truman, interpretado en las partes anteriores por Michael Ontkean, más el actor Robert Forster hace una gran sustitución como su hermano, Frank. Onktean ya llevaba años retirado del medio.

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Twin Peaks pasa de un pequeño suceso a la explicación de dos de las fuerzas básicas catalogadas por el hombre como el bien y el mal.

La música es parte fundamental en las producciones de Lynch, músico de propia mano (quien además funge como uno de los diseñadores de audio y uno de los editores de video). Además de las composiciones habituales de Angelo Badalamenti, podemos escuchar a Nine Inch Nails (con su presencia en uno de los mejores capítulos de la temporada, el 8, “¿Tienes lumbre?”), a Rebekah Del Rio con Moby y a Eddie Vedder (bajo el nombre de Edward Louis Severson III).

No se puede olvidar la mención de la versión al tema “Falling”, compuesta por Badalmenti y Lynch, interpretada por la cantante Julee Cruise en 1989 y que es el tema de inicio de Twin Peaks. La propia Cruise aparece en el show aparece en el episodio 17 con The Chromatics.

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Twin Peaks consiste de dos temporadas televisivas, transmitidas de 1990 a 1991. La primera consta de 8 episodios y la segunda, de 22. Posteriormente se filmó la película precuela Fire Walk With Me (Fuego camina conmigo) de 1992. Y en 2017, Twin Peaks: The Return, también conocida como Twin Peaks: A Limited Event Series o Twin Peaks: temporada 1 en Netflix, con 18 capítulos (su disponibilidad en Netflix termina el 21 de mayo de 2022; o sea, ya). También existe una recopilación de escenas inéditas que dan forma a Twin Peaks: The Missing Pieces, dada a conocer en 2012.

Si te quieres aventurar en una de las series más extrañas y atractivas de la televisión, puedes hacerlo con la continuación y final de “Los Picos Gemelos”, que cumple 5 años de su estreno.

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Iñigo Pérez

25 años en medios de comunicación, seguidor del comic (desde antes de que fueran "cool"), de la música, del cine y de las series. El arte se expresa de muchas formas... solo tienes que plasmar el tuyo.

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