Son aproximadamente 50 millones de mujeres que cayeron en pobreza desde el inicio de la pandemia mundial por Covid-19, según un informe de la ONU en el marco del Día Mundial contra la Violencia de Género.
En la mayoría de los países en desarrollo las mujeres trabajan en el sector informal, siendo este el que más la ha padecido por el confinamiento.
Y aunque muchos países han ejecutado estrategias para la recuperación económica en donde se impulsan apoyos para el desempleo juvenil o pago de seguros, son pocos lo que están enfocados realmente a las mujeres.
Haciendo que a esto se le añada la pesada responsabilidad de las labores domésticas y el cuidado de la familia, pues sí de por sí, previo a la pandemia ya la carga ya era 3 veces mayor con respecto a los hombres, hoy es aún más pesada.
Esto se refleja en la disminución del porcentaje de mujeres asalariadas en distintos países.
Desde la ONU las recomendaciones son claras pero se deben atender desde las iniciativas pública y la privada, creando guarderías infantiles, ludotecas, menús familiares y colaborando a disminuir las cargas laborales excesivas y poco empáticas, que además promuevan espacios para que las mujeres se sientan liberadas de las presiones familiares y quehaceres domésticos. Esto incluye flexibilidad para que los hombres de los hogares ejerzan su responsabilidad completa, como se comienza a hacer con las bajas por paternidad que ya se aplican en países nórdicos.
