Sin temor a equivocarnos podemos afirmar que la emoción que mas ha acompañado al ser humano durante todo su proceso evolutivo, ha sido el miedo. Cabe aclarar que no es netamente propia de él, pues, la misma emoción vivida desde un plano diferente, es experimentada por los animales, quienes al percibirse en peligro asumen la huida, el ataque o la inercia.
Podemos interpretar las emociones en el ser humano desde una diversidad de concepciones, entendámoslas aquí, como una experiencia necesaria que le permite fluir en medio de una realidad que puede parecer frustrante y extremadamente caótica.
Cada sensación de temor que logra el vivir hombre será la misma en todos los escenarios posibles en los que se ubique, pues, no es el factor externo el que determina la fuerza o la intensidad de la emoción, sino, la capacidad de asimilación interna lo que le permitirá aprender a transitar la emoción y extraer de ella el aprendizaje suficiente para poder pasar al siguiente nivel.
De forma puntual, existen tres formas de miedo que suelen paralizar y a los que el hombre les huye y pretende no vivir nunca, negándose así una posibilidad mística de aprehender lo necesario para vivir de manera consciente su realidad.
Los tres miedos de los que hablo son:
Miedo a la soledad – Miedo a la enfermedad – Miedo a la muerte.
En los próximos días de publicación, estaré hablando de forma detallada de cada uno de estos miedos, además, te estaré dando algunas herramientas desde la PNL (programación neurolingüística) para aprender a vivirlos y extraer lo mejor para avanzar.
Por ahora, te invito a reflexionar con un proverbio Kurdo:
“Quien tiene miedo tiene desgracia”
Realiza el siguiente ejercicio en un momento de calma y en silencio:
- Define tu pesadilla: describe con tus propias palabras que es lo peor que pudieras vivir respecto a la soledad, la enfermedad y a la muerte.
- ¿Cómo recuperarías el control si lo que has descrito realmente sucediera?
- ¿Qué estás esperando para hacer lo que harías en caso de una situación extrema?
