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Ni aguantas nada…

Si te pegas en el dedo chiquito del pie, te cortas con una hoja de papel, te pegas en la cabeza al subir al auto, o te muerdes al comer ¿lloras?, ¿por qué los demás no?, la respuesta cita forzosamente al umbral del dolor.

Tu capacidad para reaccionar a los estímulos externos que son nocivos es tuya, tuya de ti, al ser subjetiva, jamás será igual a la de tu vecino. Pero estará sujeta siempre a varios factores como las emociones, los hábitos de ejercicio, el cigarro, la obesidad y hasta el color de pelo, ¡en serio!, los pelirrojos tienen una mutación del gen MC1R, pertenecientes a los receptores del dolor.

Las mujeres somos más sensibles al dolor, pero más capaces de tolerarlo, esto se debe a que cuando te lastimas, el cerebro segrega una substancia que se llaman betaendorfinas para aliviarlo, mismas que tienen menor presencia en las féminas.

Hay formas para mitigar el dolor, primero debes dominar tu mente, saber enfocarte no en el dolor, sino en que es pasajero. Respirar profundamente hará que te relajes y sí, con calma se reduce la epinefrina, un químico que hace que el dolor sea más intenso. Evita todo lo que puedas de analgésicos, a la larga harás desarrollarás una resistencia a los fármacos y ni cómo ayudar.

 

 

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