Para elegir la que mejor se adapte a tus necesidades, hay que comenzar por el principio, evaluar.
Por mucho el atractivo del WiFi es la flexibilidad, pues al no tener cables, cada dispositivo se puede conectar con la libertad de la transmisión mediante ondas a través del aire.
Pero, aquí comienzan los problemas, porque no todos los rincones de tu casa tendrán la misma intensidad de recepción de ondas, esos puntos débiles pueden hacer en realidad, aún sin cables, estés atado a una zona. Al ser por aire las interferencias son mayores, pues el alcance es aprox de 20 metros lineales.
Esos pequeños detalles se pueden resolver con repetidores de señal. Para el WiFi también es necesario una contraseña segura para evitar a los colados que puedan perjudicar la calidad de la señal.
Con la red LAN, hay cables, pues cada equipo vinculado a la red, tiene su propia tarjeta de red con cable conectado, siendo el encargado de fluyo o jugo, el cable de cada uno de los dispositivos irá conectado a un router matriz, mismo que transmitirá la señal y asigne un identificador y dirección IP.
Los cables deberán estar en perfecto estado, aquí la velocidad será mucho mejor, pues la red LAN con cable ethernet será la más extendida, capaz de transmitir hasta 1000 MB por segundo, incluso la distancia es mayor también, pues puede ser hasta de 100 metros.
La elección del tipo de conexión debe basarse en las actividades y demanda que tendrá el internet.
