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Razones para viajar

Es momento de ponernos sentimentales… ¿Qué hay detrás de la pasión por los viajes? Existen razones muy personales para dar el salto y salir a la aventura; cada persona inicia con una motivación distinta la cual debería ser íntima porque es el verdadero principio de las cosas, que cada experiencia se convierta en un recuerdo tan preciado como la vida misma, porque al final, es lo único que nos llevamos y eso hace que nuestras memorias se conviertan en el tesoro más valioso.

Simplemente cambiamos, mejor dicho “evolucionamos”, porque cuando pisamos un lugar no somos los mismos, ni el sitio que visitamos, ni nosotros; dejas una parte de ti y te llevas contigo lo mejor de la experiencia. Incluso sucede que las “malas vivencias” se convierten en anécdotas que contarás por años con una sonrisa en la cara y te puedo dar un ejemplo que te servirá (si en alguna ocasión decides conocer París): 

Habíamos comprado un bono de metro, leímos muchísimo antes de hacer la adquisición y en varios artículos nos daban consejos de lo que debías hacer  y lo que no; prácticamente la primera regla, era colocar tu fotografía para convertirlo en una herramienta personal e intransferible, ya que de lo contrario, eras acreedor a una multa si había alguna inspección a la salida del metro; incluso cuando el amable joven de taquilla nos la entregó, enfatizó en la importancia de este paso, por el amor de Dios, ¡había una caseta de fotografías instantáneas a lado de la taquilla! Como si fuera un mensaje celestial subrayado y en negritas, al cual por supuesto, no hicimos caso… 

Imaginarás el final; nos levantamos un lunes, muy emocionados por ir a ver la “Mona Lisa”, usamos nuestra tarjeta de transporte (a la cual ni siquiera le pusimos un dibujo de palitos y bolitas) y a la salida, revisión… no quiero decir que Adán y yo nos viéramos como presos en fuga (pero sí, así fue), recuerdo haberle dicho ¡Corre! Y literal, las oficiales fueron persiguiéndonos, gritándonos en francés que nos detuviéramos, por supuesto que entendíamos y hacíamos caso omiso, como si la virgen nos hablara, hasta que nos dimos cuenta del espectáculo que dábamos y claro que paramos, nuestro chistecito por la flojera de no personalizar con foto la credencial, nos hizo acreedores a una sanción por $1800 pesos; mucho coraje ese día, pero hoy tengo mis tarjetas de metro enmarcadas.

Por tanto, aquí hay algunas razones para que pierdas el miedo y decidas ir a conocer tu país o el Mundo entero:

  1. Es lo más parecido a ser un niño de nuevo: Todo sorprende, todo maravilla. No importa si es México el extranjero, la arquitectura, los colores, la cultura, la comida, de todo puedes aprender. El cerebro entiende que se esta exponiendo a nuevas circunstancias y te ves forzado a aprender como cuando estabas chico, así que rejuveneces.
  1. Sales de tu zona de confort y conoces tu potencial: Ya sea que viajes solo o acompañado, te ves en la necesidad de exponerte; si estás perdido, si quieres comer o satisfacer cualquier necesidad, debes solicitar indicaciones, sentir pena es válido, pero quitarte el miedo, acercarte con un extraño para preguntar, es esencial si quieres aprovechar al máximo cada minuto; te das cuenta que hablarle a un desconocido no es tan difícil, que si quieres obtener algo, hasta con señas y sonrisas puedes darte a entender, que ese idioma que antes parecía alienígena ahora te gusta y quizá lo puedes aprender, que planear las vacaciones a la playa antes era un reto, pero ahora vas por más y quieres salir del país. Las metas son cada vez más altas y eso hace que tus sueños crezcan, por ende, tus horizontes y posibilidades también.
  1. Vivir en el presente: Para mí, este punto es de los más hermosos. Puedes reconocer que el tiempo ahí es limitado; tres, cinco días, dos semanas, un mes; no importa cuánto dure el viaje, sabes que terminará, así que exprimes cada momento, lo saboreas como si no volvieras (o quizá sí) porque sabes que es finito y entonces, se resume a disfrutar cada detalle por muy pequeño o grande que sea. Por el contrario, cuando pasas varios días fuera de casa se traduce en valorar la familia, los amigos, la sazón de tu abuelita porque la comida donde estás es insípida, las frutas son poco costeables, el café no sabe igual y te encuentras realmente agradecido por lo que tienes en el hogar.

Existen muchas más motivaciones, si buscas en internet encontrarás hasta 100 razones para viajar, nosotros quisimos hacerlo minimalista, porque en estos tres encontrarás todo lo demás que se enuncia; sin embargo, reiteramos que se debe convertir en un ejercicio personal, debe ser tan profundo y apasionado como puedas, recordando que en los años dorados serán las historias que puedas contar como parte de una gran vida.

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