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Rocky Balboa aún tenía qué decir.

Rocky III fue la segunda película más taquillera del 1982, solamente después de E.T. The Extraterrestrial. También fue hecha con un considerable menor presupuesto. Para ese tiempo, la historia de “el cimarrón italiano” era ya una franquicia probada y una de las más importantes de Hollywood. En su tercera parte, Rocky Balboa aún tenía qué decir.

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La primera cinta, Rocky, de 1976, fue una historia modesta de inicio a fin. Se filmó con menos de un millón de dólares y resultó ser la más taquillera de 1976. Además, obtuvo los premios como mejor película en Golden Globe y en el Oscar. Su director, John G. Avildsen (conocido por los tres primeros filmes de Karate Kid), también obtuvo el Oscar. Stallone tuvo una nominación al mismo premio por la realización del guion.

Para las siguientes dos entregas, Rocky II y Rocky III, Sylvester Stallone, no solo estelarizaba y escribía; también se sentó en la silla de director. El actor de cintas de acción ha recibido duras críticas a lo largo de su carrera, más no se puede negar que es uno de los más trabajadores, visionario y que haga lo que haga, no pasa desapercibido. Durante muchos años, Stallone fue una fábrica de franquicias y éxitos de taquilla.

Rocky utiliza un método que se comprende con facilidad: sabemos que, al final, el boxeador habrá de salir avante. Y a un primer vistazo esto puede resultar repetitivo. No obstante, la historia está llena de mensajes válidos.

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Muy claramente, Rocky es una muestra de superación, de cómo alguien que tiene todo en contra, sobre todo las mismas circunstancias de vida, puede salir adelante. Cada persona tiene la oportunidad de hacerse muchas oportunidades.

En Rocky III, podemos ver con más facilidad los ciclos: unos se cierran, otros se abren. Y la pérdida forma parte de la historia del boxeador. En la tercera parte, fallece el entrenador y figura paterna de Rocky, Mickey. El deceso se da en las peores condiciones (en una desgarradora secuencia) y requerirá de un doble proceso de duelo para superarlo.

No solo Rocky pierde a Mickey (interpretado por Burgess Meredith, reconocido por su papel de Penguin en la serie de Batman de 1966), también se pierde a sí mismo. Se siente defraudado por su entrenador, se siente engañado y abandonado. Aunado a ello, se siente defraudado por sí mismo, que no está a la altura de su propia concepción y la de los demás. Otro elemento que debe superar el boxeador es que, como él mismo lo dice, es la primera vez en la vida que tiene mucho que perder.

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Una gran escena es cuando el boxeador de Philadelphia, después de contemplar la estatua que se le devela poco antes, arroja su caso de motociclista contra su figura de bronce, falso ídolo. La efigie representa, además de la manera en que es visto por la gente, la imagen que él tenía de sí mismo y en la cual, no está a la altura. La toma picada nos deja ver al hombre que en algún momento subió triunfante por esas escaleras, pequeño, insignificante, ahora montado en una motocicleta de lujo, pero que no representa esfuerzo humano.

El filme también habla acerca de dejar el odio atrás. El antiguo némesis de Rocky, Apollo Creed (Carl Weathers), no solo se hace su aliado, sino que toma el papel de entrenador y mentor. Apollo y Rocky se hacen amigos. El evento también nos habla acerca del espíritu del deportista que debe dejar toda rivalidad en el ring.

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“En la próxima, Rocky va a pelear contra extraterrestres”, se decía comúnmente; si lo analizamos, es cierto que mientras avanzamos en el camino, los obstáculos se van haciendo más complicados.

Al poner la vista al frente, tampoco debemos olvidar el pasado. Recordar de dónde venimos nos ayuda a ejercitar la humildad. No se es por lo que se tiene, sino por lo que se es. Esto lo vemos una y otra vez en las películas de Rocky. Cuando fracasa, cuando cae en la lona, tiene que hacer una pausa y replantearse el ser, debe regresar a las raíces. En esta ocasión, es al viejo gimnasio donde Apollo entrenó antes de ser un campeón. Ahí, los peleadores lo aprecian como uno más, sin parafernalias y entonces, Rocky ve cómo comienzan a brotar los defectos y las fallas en su técnica. El estar en la cima no necesariamente significa ser el mejor. Y después de una cima, viene una cuesta. Hay que saber llegar a una y a otra.

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Un elemento relevante en la producción de 1982, es la música. Rocky III contó con la valiosa adición del tema de Survivor, “Eye of the Tiger”. El “ojo de tigre” es mencionado por Apollo de manera constante al referirse a la mirada del boxeador que realmente desea ganar, el que tiene hambre. La versión que aparece en el filme es la que se grabó a manera de demo y no la que se usó para el disco. Cabe mencionar, que fue un éxito mundial y uno de los más importantes de ese año, además de ser el tema por excelencia de la agrupación.

Rocky III no solo tiene el tema de Survivor, sino el clásico de Bill Conti, “Gonna Fly Now”, uno de los más reconocibles en la historia del cine. El tema orquestado parece ir todo el tiempo en crescendo, levantando los espíritus.

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“Gonna Fly Now”, cuenta con guitarras y batería, con distinguibles influencias de la música disco (en esta versión), los violines sincronizados y, de repente, uno que otro efecto electrónico de su tiempo. “Me vuelvo fuerte ahora, no tardará mucho; me vuelvo fuerte ahora. Volaré ahora, vuelo alto ahora”. El conjunto de música y letra es como una inyección de adrenalina en el cerebro. Las trompetas del tema son características en los inicios de las películas de Rocky.

Conforme crecía la fama de Rocky, llegaban las estrellas invitadas. En la tercera parte, debutan dos luchadores que incursionaron en la actuación. En primera instancia, el gigantesco Hulk Hogan, quien interpreta al arrogante “Thunderlips” y en segunda, el rival principal del filme, Mr. T, dando vida a “Clubber” Lang. Otro invitado es el pintor expresionista, LeRoy Neiman, quien no solo contribuye con la pintura en los créditos finales, sino que hace una aparición como presentador en una de las peleas.

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El elenco habitual se encontraba intacto: Talia Shire como Adrian, Burt Young como el desesperante cuñado, Paulie, y Tony Burton como Duke Evers, además de los antes mencionados.

El éxito de Rocky se ha prolongado por 9 películas, de 1976 a 2022, año en que se estrena Creed III, la primera sin la intervención de Stallone como actor, aunque sí como productor. Y como su protagonista, aunque por momentos flaquea, sabemos que la franquicia después recobrará el aliento.

Se cumplen 40 años del estreno de Rocky III, el 28 de mayo de 1982.

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Iñigo Pérez

25 años en medios de comunicación, seguidor del comic (desde antes de que fueran "cool"), de la música, del cine y de las series. El arte se expresa de muchas formas... solo tienes que plasmar el tuyo.

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