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¿Siguiendo las huellas de la paridad?

Ahora que ya son 24 los congresos estatales el panorama nos pinta un escenario donde muy seguramente en todo el país habrá paridad en los tres niveles de gobierno, un logro histórico que tiene por demás contentas a todas las mujeres, en especial a aquellas que han dedicado su vida y su trabajo a luchar por una igualdad de oportunidades.

Y entonces, se pensaría que ahora todo será miel sobre hojuelas y que las mujeres serán representadas en todos los espacios de gobierno, pero no es así… si bien la exigencia de cuotas representa por sí misma la garantía de que habrá inclusión femenina, esto no significa que se logren grandes avances, al menos no los esperados.

Analicemos algunos puntos: en primera instancia, las mujeres mexicanas inmersas en política aún son una minoría a pesar de ser poco más del cincuenta por ciento de la población, si bien se han ido abriendo espacios donde se les permite participar, también es cierto que no ha quitado el pie del hogar, sin importar los logros laborales y profesionales, aún son las mujeres quienes dedican más tiempo al hogar y al cuidado de los otros.

Los roles sociales asignados a las mujeres no se van a disolver con la exigencia de las cuotas de género, el pensamiento predominante aún sigue exigiendo la mano femenina para las situaciones domésticas y cuando una mujer decide dedicarse a la política, regularmente sacrifica a la familia, o a otros, lo que generará dificultades personales que en la mayoría de los casos la harán desistir de seguir su carrera política.

O bien, si la pareja  y/o familia le apoya en su participación política, le apoyará también con las obligaciones domésticas y familiares; lo que nos sigue presentando un panorama donde las mujeres dependen de las decisiones de otros para poder permanecer en la política. Aquí hay una clara desigualdad de cómo los roles sociales y familiares limitan la participación femenina, a pesar de existir la oportunidad por el tema de paridad.

Hay varias asignaturas pendientes antes de poder festejar este logro como un verdadero parteaguas para el avance: de acuerdo a un diagnóstico realizado (aún no publicado) sobre el período 2015-2018 donde en Querétaro hubo paridad en las presidencias municipales, (lo que sí es un hecho histórico para el Estado), las mujeres que tuvieron oportunidad de participar en las contiendas electorales del 2015, cumplían con características muy particulares: esposas de hombres inmersos en la política, mujeres que habían tenido roce con liderazgos sociales por haber acompañado a sus parejas en el trabajo político.

Estas mujeres contaron con el apoyo por parte de la familia que estaba acostumbrada a tener miembros en este medio. Incluso también vivieron un poco de presión para participar, ya que la resolución de paridad horizontal tomó por sorpresa a los partidos políticos y con un margen de tiempo muy limitado, lo que les dio oportunidad (o forzó) en varios casos, a las esposas de los posibles candidatos a ser propuestas. Y esto también es violencia política. 

Estas mujeres además se vieron expuestas por no tener experiencia política, en algunas entrevistas la pregunta obvia era sobre cómo conciliar este trabajo y la familia, obviamente agradecieron a la pareja y/o familiares que les apoyaron con estas actividades y también fueron criticadas por ello. Por seguir dependiendo de las decisiones y apoyo de otros.

Las características particulares arriba mencionadas, nos dicen en automático que todas las demás mujeres que no comparten estas condiciones, no tienen oportunidad. Y es cierto. Hay otra brecha mucho más importante qué analizar y es precisamente la brecha que existe entre las mujeres de las bases y las mujeres candidateables.

Hay otro punto que se debe mencionar y es que las mujeres que han llegado a ocupar puesto de elección popular, en su mayoría no tienen (porque no están obligadas) estudios sobre género. Esto ha sucedido en varios niveles de los gobiernos municipales, como en la legislatura de Querétaro.

Pero lo que sí consideran las queretanas es que estas mujeres que ya están ahí, deben ejercer una representación extendida de las mujeres, pero el poco conocimiento sobre el tema ha impedido crear una agenda lo suficientemente robusta con los temas que las mujeres queretanas necesitan. También es cierto que no hay una cooperación mutua donde las queretanas feministas y/o académicas y las funcionarias compartan experiencias y conocimientos.

Al contrario, en Querétaro se ha dado una desafortunada llovizna de comentarios desafortunados entre una diputada local y mujeres activistas por los derechos humanos. Y el discurso de la “sororidad”, el discurso de “tocan a una y nos tocan a todas”, el discurso de “te reconozco mujer”?

Es muy contradictorio que por un lado se esté trabajando para lograr ganar espacios donde las mujeres puedan participar, y que por el otro, se esté exhibiendo a la que ya llegó. La tolerancia ha estado ausente, aún cuando es menester de ambas apoyarse mutuamente.

Lo cierto y a manera de conclusión, es que aún está lejos de llegar la igualdad sustantiva, el día en que las mujeres no necesiten más que su propia decisión y talento para poder estar en cualquier espacio, el día en que dejemos de nombrar esta diferenciación de hombres y mujeres, el día que una mujer sea vista sólo con la idea de que es un ser humano, el día que hombres y mujeres dejemos de buscar belleza, virtud y bondad como las principales cualidades femeninas. Ese día festejaremos.

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Alma Olvera Santos

Sindicalista, feminista, aficionada a las letras. Ganadora del 3er lugar en Narrativa de IV Concurso Internacional de Poesía y Narrativa Vivencias 2011, del Instituto Cultural Latinoamericano en Junin, Buenos Aires, Argentina.

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