Este jueves, autoridades de Dinamarca, Noruega e Islandia anunciaron la suspensión de la aplicación de vacunas desarrolladas por AstraZeneca contra COVID-19, como medida de precaución ante los diversos reportes de casos de trombosis y otras afectaciones en la sangre. Con estos países, ya son un total de 9 naciones europeas las que han decidido dejar de aplicar la vacuna desarrollada en conjunto con la Universidad de Oxford.
Tras los incidentes, tanto la farmacéutica como la universidad, declararon que la vacuna ha sido probada durante un largo periodo y ha superado satisfactoriamente todas las pruebas clínicas, por lo que defienden su seguridad y eficacia.
Ante los más de 30 reportes de efectos secundarios, que incluso podrían haber cobrado la vida de dos personas, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) inició una investigación para determinar los riesgos de la vacuna de AstraZeneca.
El miércoles, la agencia emitió un primer comunicado, en el que informó que no se encontraron indicios de que la vacuna tuviera relación con casos de coagulación o problemas circulatorios, por lo que puede seguirse suministrando de manera normal. Se espera que el día de hoy lance un nuevo comunicado que corrobore la fiabilidad del fármaco.
