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Tarjetas de presentación, ¿van o no?

Aún en estos tiempos digitales y el boom del cuidado de los recursos, las tarjetas de presentación siguen usándose y son muy útiles, te darás cuenta de ello en la primera ocasión en la que recibas una y no tengas la tuya para dar, ¿qué debes saber para hacerlas y usarlas?

El diseño

Primero, actualiza tus datos y escríbelos en un documento de word o pages, lo que sea que uses, piensa en lo básico: nombre, cargo, empresa, teléfono y correo, lo demás no es necesario, tenlo a la mano para que tal cual lo compartas con el creativo experto. Busca a un diseñador que genere una propuesta de acuerdo al giro de la empresa y lo que pretenden comunicar, todo se controla desde el diseño y el contenido, aunque hay muchas páginas en internet con formatos predeterminados, al final serán eso, un diseño más del montón y que fácilmente alguien más podrá tener, tu sello no será ni original ni único.

El tamaño sí importa

Lo estándar siempre será lo más cómodo, cabe en cualquier cartera, bolsillo o porta tarjetas, si decides salirte de lo tradicional, puedes hacerlo pero procura que sea fácil de guardar sin tener que doblarla, algunos incluso optan por formas cuadradas que no están mal, pero insisto, hay que acercarse a un experto del diseño para una mejor propuesta.

Colores, texturas y formas

Pide dentro de las especificaciones de impresión que al menos una cara de la tarjeta no esté plastificada, pues aunque no es lo ideal, quizá necesiten escribir alguna referencia, sobre todo si la das en una sesión de networking. Los colores y las texturas pueden ser tan variados como inusuales dependiendo del giro de la marca, sin embargo también se ven algunas rarezas que traen suajes combinados con materiales para algún propósito en especial, he visto hasta tarjetas para destapar cerveza de empresarios de ese gremio.

Invierte en un tarjetero

Cuando tengas tus tarjetas cárgalas en un tarjetero, no en la cartera, no en medio de los billetes, no sueltas en el pantalón o la bolsa, el principio de orden es básico hasta en esto, jamás debes dar una tarjeta doblada, maltratada, manchada… cada tarjeta será una extensión de ti. Tampoco digas “ah mira, esta es la última que me queda”, jamás a nadie le interesa saber que no cargas suficientes porque todo buen emprendedor sabe que cualquier momento puede generar un buen contacto.

Ahora, cuando alguien te regale su tarjeta, no seas mal educado y la guardes de inmediato, léela frente a él o ella, analízala y préstale un poco de atención, demuestra interés, entonces sí, guarda en el tarjetero en la parte final y regresa el gesto con una tuya. Recuerda que pequeños detalles hacen o deshacen grandes posibilidades.

 

 

 

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