Se sabe que el décimo segundo álbum de estudio del cuarteto de rock británico, Pink Floyd fue, efectivamente, el punto de quiebre del que no se recobraron. Pese a ser fuertemente criticado cuando salió a la venta, con el tiempo la dureza hacia este ha disminuido y se ha llegado a apreciar por sus logros compositivos. The Final Cut, de Pink Floyd, cumple 40 años de vida.
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“El corte final”, fue eso para el grupo y para sus seguidores. Algunas bondades surgieron del rompimiento, pues con la salida de Roger Waters fue que el trío generó materiales como A Momentary Lapse of Reason (1987) o The Division Bell (1994), mientras que el bajista y ex líder de Floyd nos entregó excelentes producciones como, The Pros and Cons of Hitch Hiking (1984), Radio K.A.O.S. (1987) o Amused to Death (1992); incluso, se dio a la tarea de hacer una ópera, Ça Ira (2005), acerca de la Revolución francesa.
Te ofrezco una nota con la ópera de Waters, Ça Ira:
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También es conocido el hecho de que The Final Cut es prácticamente un disco solista de Roger Waters y continuación directa a The Wall (1979), que había sido todo un éxito de ventas y de proyección mundial para el cuarteto. A la vez, las presentaciones del álbum en vivo pusieron en la quiebra financiera a la agrupación debido a lo complejo del concepto, a las dificultades técnicas que representaba y, por consiguiente, los altos costos que representaban su montaje. Ya en el siglo XXI, la tecnología permitió que Waters hiciera una gira mundial con la obra completa.
The Wall es una proyección de Waters y su infancia, que fue transformada –o transtornada- por la Segunda Guerra Mundial, la incertidumbre de amanecer al día siguiente y la muerte de los soldados, padres de familia, hijos, hermanos. Waters era el portavoz de toda una generación que debió crecer de la noche a la mañana, conscientes de su propia mortalidad y de sus seres queridos.
Aquí hablamos de The Wall:
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The Wall tiene elementos de carácter social y, si bien The Final Cut los conserva, el segundo se percibe como un proyecto autobiográfico. “When The Tigers Broke Free”, canción que quedó fuera del disco doble The Wall -aunque sí se incluye en el filme de Alan Parker de 1983-, habla en específico de la experiencia del compositor al perder a su padre en una guerra que, al final, se utilizó para hacer un reacomodo económico y de poder de algunos gobiernos.
“When The Tigers Broke Free” tampoco entró en The Final Cut, sino hasta su reedición en disco compacto en 2004 y fue incrustada entre los tracks 3 (“One Of The Few”) y 5 (“The Hero’s Return”).
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Hablando de gobiernos y referencias personales, el track titulado “The Fletcher Memorial Home” habla de un asilo ficticio nombrado como el padre de Roger, Erick Fletcher Waters. En la canción, la institución alberga a todos aquellos “infantes extra grandes”, como Ronald Reagan, Alexander Haig, Menachem Begin, Margaret Tatcher, Ian Paisley y Leonid Brezhnev, además de “el fantasma de McCarthy” y “las memorias de Nixon”.
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El final del álbum es poco halagador, “Two Suns in the Sunset” (“Dos soles en el atardecer”), habla del temido fin del mundo debido a una guerra nuclear. “El Sol está al Este, aunque el día ha terminado”. Esto quiere decir que, pese a que está anocheciendo con el Sol ocultándose en el Oeste (o Poniente), un segundo Sol aparece en el Este (u Oriente). La inminente detonación que acabará con la humanidad ha ocurrido…
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“Y conforme el parabrisas se derrite y mis lágrimas se evaporan, dejando solamente carbón para defender, finalmente comprendo los sentimientos de las minorías: cenizas y diamantes, enemigos y amigos, todos fuimos iguales al final”.
Al terminar la canción y el álbum con el exquisito saxofón de Raphael Ravenscroft, un presentador de radio anuncia el pronóstico para el día siguiente… “Mañana estará nublado con lluvias dispersas del Este con un esperado incremento de 4000 grados Celsius”.
En la última canción solamente aparecen David Gilmour y Roger Waters de Pink Floyd, pues el baterista Nick Mason pidió que lo reemplazaran en la grabación de esta composición, debido a sus complicados cambios de tiempo. El sustituto fue Andy Newmark. Andy Brown toca el órgano Hammond y Michael Kamen, el piano.
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El pianista y compositor, Michael Kamen había acompañado al Floyd desde The Wall y continuó con Final Cut, haciendo los arreglos y dirigiendo a la National Philharmonic Orchestra de Inglaterra. A su vez, Kamen fungió como mediador entre Gilmour y Waters, después de romper relación durante la producción del álbum.
En el disco también aparece el famoso percusionista, Ray Cooper.
Para este entonces, Rick Wright había sido obligado a salir de Floyd por Waters, por lo que no participa en la grabación.
Este álbum no tuvo gira de promoción y sus canciones nunca fueron tocadas en vivo por los miembros restantes de Pink Floyd. Waters sí incluye varias de ellas en su repertorio.
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Waters no solo prescindió de los servicios de Richard Wright, sino de los del estudio Hipgnosis y de su líder, Storm Thorgerson, quienes habían hecho el arte de las portadas desde su segundo material de estudio, A Saucerful of Secrets (1968) y de manera casi ininterrumpida desde entonces. Para la siguiente, Hipgnosis estaría de regreso.
Estructuralmente, The Final Cut es muy parecido a los discos subsecuentes de Waters como solista, tanto musical como conceptualmente. Así es The Final Cut, un final y un inicio.
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Antes de terminar, te ofrezco la información del primer álbum de Floyd sin Waters, A Momentary Lapse of Reason:
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Aquí una nota con el estupendo álbum solista de Rick Wright, Broken China:
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Un artículo con grandes conciertos de David Gilmour:
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Barrett, segundo y último disco de Syd Barrett, fundador de Pink Floyd:
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El álbum Profiles de Nick Mason con Richard Fenn, del grupo 10cc:
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Y, ¿qué tal la nota del primer álbum de Floyd, The Piper at the Gates of Dawn?:
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Para finalizar, el montaje del concierto de The Wall, por Roger Waters en Alemania, con motivo de la caída del muro de Berlín y donde contó con músicos como Scorpions, Van Morrison, Cyndi Lauper, Bryan Adams, Joni Mitchell, Michael Kamen y Sinead O’Connor, entre otros:
