Según la OMS el 40% de la población ha experimentado, durante estos últimos meses, la desesperante y angustiante sensación de la ansiedad y la depresión. Del mismo porcentaje el 23% ha tenido que ser intervenido y medicado como tratamiento para dicho escenario.
Esta escena deja entrevisto la verdadera pandemia que se nos avecina en los próximos meses, pues, detrás de esta experiencia tan caótica y abrumadora, tendremos que ir asimilando situaciones de otra índole, pero con consecuencias sociales aun de más impacto, pues, se tratará de una posible pérdida de sentido y vacío continuo en cierto número de población, que por falta de herramientas apropiadas, se volcarán de formas inconsciente en comportamientos de tipo patológico y con tendencia a la depresión y la ansiedad crónica, en incluso el suicidio.
Oportuno resulta a cada uno de mis amados y apreciados lectores a la par de esta aventura de la espera de una vacuna, ir buscando herramientas que nos permita aprender a vivir las emociones desde una realidad resiliente, que nos implique el crecimiento y la posibilidad de avanzar en el camino, y no, la ruptura crónica de un estado crítico emocional, que se pueda convertir en la pandemia familiar detrás de la pandemia.
Este acontecimiento exterior nos ha llevado a experimentar una soledad con el sujeto mas controvertido que en ocasiones es el menos amado de todos los que podemos conocer: nosotros mismos. Y nos ha costado conservar su amistad.
Es cierto, nos hemos despertado con ganas de acabarlo, pues nos parece increíble las muchas decisiones que ha tomado y le han salido mal, como también nos ha costado cerrar los ojos y no imaginar las miles de ocasiones en las que de forma automática, generamos caos familiar por comentarios que se han escapado por nuestros labios y que han maltratado a otro y simplemente nos han dejado en el escarnio público, convirtiéndonos en el hazmerreír de la noche.
Resulta también increíble como a pesar de que sabemos la carga tan pesada que nos están generando algunos pensamientos reiterativos, que por obviedad tendríamos que estar eliminando inmediatamente, preferimos contemplar y examinar para evaluar en ellos algún grado de verdad. Cayendo así en el circulo vicioso que los pensamientos negativos traer consigo.
La pandemia detrás de la pandemia, se nos convertirá un reto más grande que la cuarentena, pues, aun en medio de la nueva normalidad que nos pueda permitir volver a salir, la verdadera salida o escapada seria de huida al silencio sepulcral de seguirnos soportando y pretender con la huida dejar otra vez todo como cuando iniciamos el tiempo de encierro.
No queda mas que buscar ayuda, orientación, apoyo, oraciones o lo que sea posible para no dejarnos hundir en el fango de la depresión y la ansiedad.
Como sugerencia, te propongo aprovechar este corto tiempo que nos queda de cuarentena, para terminar tu autobiografía, y al recordar cada sencillo momento de tu vida, dar una gracias desde lo mas profundo de tú ser para dejar ir ese recuerdo y conservar de el solo aquello que te permitirá convertirte en quien realmente eres.
Lo que tengas que hacer hazlo hoy, mañana podría ser demasiado tarde.
Quítale poder a todo pensamiento que perturba y elimínalo de ti. Si no existe en tu mente, tampoco existirá en tú realidad.
