Uno de los acontecimientos más importantes este año es el 250 aniversario del natalicio de Beethoven, músico de origen alemán nacido el 16 de diciembre de 1770 y quien murió a los 56 años, el 26 de marzo de 1827.
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Originario de la ciudad de Bonn en Alemania, Ludwig van Beethoven fue sujeto a clases de música a petición de su padre, quien quería convertirlo en el próximo Mozart (1956-1791). A los 7 años, Ludwg ya era concertista de piano.
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Con 10 años de edad, Beethoven dejó la escuela y a los 16 fue enviado por el gobierno de su país a estudiar a Viena durante una corta temporada; tomó clases durante un breve tiempo con el propio Mozart. Poco después, la enfermedad de su madre y fallecimiento lo obligó a regresar durante 5 años a Bonn y hasta la muerte de su padre en 1792.
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En una segunda etapa, Beethoven regresó a Viena para trabajar durante 10 años, con lo que pudo ganarse la vida. Además, estudió con grandes músicos como Antonio Salieri y Joseph Haynd.
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Tras la muerte de su madre y el alcoholismo de su padre, Beethoven debió hacerse cargo de su familia. Sin embargo, su fama crecía y el trabajo no faltaba. Por desgracia, después de los 30 años, el compositor comenzó a perder el oído. El pianista buscó remedios más no pudo revertir el efecto. La depresión lo llevó casi al suicidio pues la ironía era demasiada cruel.
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Pese a las circunstancias, Beethoven dedicó su vida por completo a la música hasta su muerte cuando tenía 56 años de edad. Las causas no están del todo determinadas; las dos hipótesis más aceptadas son, en primer lugar, la del mal hepático. Durante toda su vida, Beethoven sufrió del hígado, además de ser aficionado al alcohol. Por otro lado, tras análisis realizados a un mechón de su cabello se encontró que pudo haber muerto por consumo de plomo, ya fuera por el agua, los utensilios y/o el propio alcohol adulterado.
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Beethoven no gozó de salud plena y su sordera es motivo de asombro, ¿cómo es posible que pudiera componer sin escuchar una sola nota? Se dice que sus mejores obras llegaron después de perder el sentido. Sin embargo, al conocer la notación musical, el compositor sabía cómo se escuchaba cada una de las notas y de los instrumentos. Las combinaciones de los acordes eran progresiones naturales en su cabeza y era equivalente a escribir palabras. No es necesario leer en voz alta para saber cómo es la fonética. Sin embargo, en 1814 debió abandonar los conciertos debido a su problema.
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Al momento de su muerte, Beethoven había compuesto 9 sinfonías, dos misas, una ópera y 32 sonatas. Su Primera sinfonía debutó en 1800. La novena, de 1823, es Patrimonio de la Humanidad, según la Unesco. Pero toda la obra de Beethoven es digna de análisis y reconocimiento. Por algo se le sigue considerando uno de los más grandes compositores de la humanidad tras 250 años de su nacimiento.
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