Publicidad
Espectáculos

Bitches Brew de Miles Davis cumple 50 años.

Hay discos que marcan rumbos enteros en la música. En el jazz, tenemos, por ejemplo, a Dave Brubeck con su material de 1959, Time Out, del cual hemos hablado en este mismo espacio. The Beatles hicieron lo propio con Rubber Soul de 1966 y Black Sabbath dejó huella con su material homónimo de 1969. El músico Miles Davis no sólo experimentó con el género, sino que, aproximadamente 50 años después de que iniciara la comercialización del jazz, demostró que era posible darle nuevos sentidos.

Bitches Brew, lanzado el 30 de marzo de 1970 cumple 50 años y a la fecha continúa manteniendo su sonido vanguardista. Seguro, se escuchan algunos arreglos propios y efectos de la época setentera, pero sigue siendo adelantado.

La placa es un tren en el que hay que subirse desde la terminal, ya que en movimiento será más complicado. De esta manera, no sólo podremos apreciar el jazz y la trompeta de Davis, sino que también será posible destilar un poco de otros géneros musicales. Bitches Brew nos recuerda al jazz-rock-blues de Frank Zappa, con su libertad –casi anárquica- y sus armonías que siempre toman la ruta menos esperada. La actitud irreverente, el poco respeto al convencionalismo es palpable. No es jazz, no es blues, no es rock progresivo. Es música. Es expresión.

Como lo hizo Bob Dylan en su tiempo, Miles Davis aborda sin miedo lo eléctrico, es provocativo y bien le valió críticas negativas, principalmente de la gente que no estaba preparada para un cambio radical en la normatividad auditiva.

En Bitches Brew, Miles incluso se adelanta 10 años a la creación del acid jazz, con sus influencias de funk, soul y fusión en este disco doble que más que acompañarnos, nos toma de la mano y nos conduce; si no ponemos atención, podríamos tropezar y ser arrastrados por sus ritmos, sus cadencias y su propuesta. Podríamos caer del tren en movimiento.

Por otro lado, la placa de más de hora y media de duración tiene un elenco notable, la banda de la época de Davis: Wayne Shorter en el saxofón tenor, Dave Holland con el bajo, Chick Corea en el piano eléctrico y Jack DeJohnette en la batería.

Son únicamente seis melodías, que van de los 4 minutos y medio (“John McLaughlin”) a los 27 (“Bitches Brew”). La mayoría son composiciones de Miles Davis, salvo el primer y el último track (“Pharaoh’s Dance” de Joe Zawinul y “Sanctuary” de Wayne Shorter) más llega a tal grado el nivel en que se compenetran los músicos, que resulta casi imposible distinguir a los individuos.

Tal vez no sea la introducción más humilde al jazz, pero Bitches Brew es digno de ser escuchado. Será como estar en un lugar desconocido por primera vez después de que el tren ha llegado a su destino. Una vez que se conoce, se deseará construir una casa en el lugar.

Iñigo Pérez

25 años en medios de comunicación, seguidor del comic (desde antes de que fueran "cool"), de la música, del cine y de las series. El arte se expresa de muchas formas... solo tienes que plasmar el tuyo.

Deja un comentario

Back to top button