También conocido como Pops, el gran Louis Armstrong cumpliría 117 años en este 2018. Bueno, tal vez eso ya sería un caso extremo, pero lo que es cierto es que el trompetista sigue siendo recordado como una de las figuras más queridas en el jazz y la música en general.
Si, por decir, te encontraras a Satch en la calle y durante la conversación, le preguntaras su fecha de nacimiento, él te diría que nació el día de la independencia de Estados Unidos, en el inicio del entonces nuevo siglo XX. Sí, Armstrong daba el 4 de julio de 1900 como el día en que había llegado al mundo. Y es que, por desgracia, el hecho de no contar con papeles era una práctica común en los Estados Unidos para la población afroamericana. Debían elegir, con base en el cálculo -y el gusto- una fecha honoraria, debido a la pobreza, las difíciles condiciones de vida y la falta de educación. Cosas tan elementales como un acta de nacimiento podían ser imposibles de adquirir para ellos.
Pero eso no detuvo a Louis Armstrong para, precisamente, definir el rumbo de su vida. Con poco en los bolsillos, siguió un camino musical que lo pondría en el panteón de los imprescindibles y ayudando a su vez, a la integración racial.
Un joven Louis, nacido en una de las cunas musicales más importantes de su país, New Orleans, se integró a la banda de otra de las figuras de la época y aunque poco reconocido hoy en día, importante para el reconocimiento del jazz como tal: Joe “King” Oliver. Incluso se dice que años después, cuando el propio Oliver vio a su pupilo tocar, no pudo contener las lágrimas.
Si bien Louis debía mucho a Joe y su banda de Jazz Criollo, fue como solista que despuntó con su inigualable manera de ejecutar la trompeta y su característica voz, así como de su inconfundible personalidad. Este conjunto de habilidades lo convirtió en una personalidad que debías ver y con quienes cientos de músicos querían colaborar, ya fuera en los escenarios, en cine o en televisión.
Fue casi 20 años después de su muerte, que se descubrió el registro oficial del nacimiento de Armstrong y tal vez el hecho ya no sea tan relevante como lo es el legado artístico que dejó Pops y que puede seguir siendo disfrutado a 117 años de su nacimiento.
