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Foo Fighters, Wasting Light y su décimo aniversario.

Se les ha llamado “la última súper banda de rock”, y esta aseveración podría ser cierta. La música, como las ideologías, son cíclicas y en el caso del rock, su momentum está disminuyendo para dar paso a otras formas de expresión. Lo que surgió como un acto de rebeldía en los años 50 y que se convirtió en un estilo de vida durante los siguientes 50, ha cedido su lugar a otras generaciones que tienen otro tipo de preferencias musicales.

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Por supuesto que aún se crea rock, más este no tiene la relevancia de hace algunos años. Y, con seguridad, unos de sus más grandes representantes actuales son Foo Fighters. Puede que no sean del gusto del 100 por ciento de los propios rockeros, más esto no les resta importancia.

La banda surge de las cenizas de Nirvana y es producto de la mente del baterista Dave Grohl quien, en el mismo año de la muerte de Kurt Cobain y con la inevitable desintegración del trío, crea el concepto para su nuevo grupo. Grohl abandona la batería para tomar el liderazgo en voz y guitarra. Desde entonces, Foo Fighters ha tenido una lucrativa y celebrada carrera.

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Apenas el 5 de febrero de este 2021 dieron a conocer su décimo disco de estudio, Medicine at Midnight, que se recibe con agrado y mantiene prendida la vela del género musical. Diez años antes, el 12 de abril de 2011, lanzaron al mercado Wasting Light, su séptima producción. Y es de la que ahora hablamos.

A los Foo se les tacha en ocasiones de rock fresa y si has tenido tus reservas de escucharlos debido a esta razón, basta echar una revisada al material citado para descubrir que esto no es una verdad absoluta.

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No sólo es rock alternativo y hard (del bueno), sino que es rock de garaje en el estricto sentido de la palabra. Wasting Light fue grabado en la cochera de Grohl; el lugar fue equipado de la manera tradicional, como lo haría cualquier banda que intenta grabar sus primeras canciones, incluyendo alfombras para mitigar el rebote de las ondas sonoras.

El proceso fue documentado en video y dado a conocer en distintos medios. Para la grabación, se utilizó equipo análogo, se prescindió de la computadora y cualquier elemento digital; todo fue registrado en cinta. Hay quien dice que el proceso fue un capricho; para Grohl no era más que regresar a las raíces y a los sonidos puros del rock.

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Además, Wasting contiene un track en el que Dave Grohl contó con la ayuda de su excompañero y amigo de Nirvana, el bajista y acordeonista Krist Novoselic: “I Should Have Know”, inspirado parcialmente en Cobain. Por otro lado, el disco fue producido por Butch Vig, quien colaboró con Nirvana en Nevermind.

Los 11 tracks de la placa forman un buen conjunto de propuestas para aquellos que gustan de los sonidos sin pulir, de las bondades del rock y de su cada vez más infrecuente sonido.

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Iñigo Pérez

25 años en medios de comunicación, seguidor del comic (desde antes de que fueran "cool"), de la música, del cine y de las series. El arte se expresa de muchas formas... solo tienes que plasmar el tuyo.

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