El 3 de octubre de 1980 llegó a los cines The Elephant Man (El hombre elefante) del director estadounidense David Lynch.
Lynch es considerado como uno de los cineastas más importantes y fue con esta producción que siguió su camino iniciado tres años antes con Eraserhead (Cabella de borrador). Le siguió Dune (Dunas, 1984) y mientras que la adaptación de la novela de Frank Herbert fue un fracaso de taquilla, no hizo mucha mella sobre su reputación. Incluso Dune ha ganado mejores críticas conforme transcurren los años (próximamente habrá una nueva versión en los cines).
El hombre elefante es una película más lineal y no tan surrealista (como es el estilo habitual de Lynch, cuyo parte del encanto cae en lo indescifrable); se basa en la vida real de Jack Merrick, hombre inglés nacido en la época victoriana con enormes deformaciones (en la cinta se le nombra “John”).
Así como la dirección de Lynch, las actuaciones son destacables e incluyen figuras como Anthony Hopkins interpretando al doctor Frederick Treves, John Hurt como Merrick y Anne Bancroft como Mrs. Kendall. Las actuaciones son conmovedoras y probablemente algunas de las mejores en sus respectivas carreras.
The Elephant Man es una historia dura, tal vez demasiado y no es para todo público. Por momentos, se torna casi en un experimento para el espectador, ya que escarba dentro de las propias sensaciones como el morbo, así como en la empatía; como testigos de un hecho inevitable del pasado, nos hace indagar en nuestra propia humanidad.
La adaptación de la cinta es inusualmente apegada a los hechos conocidos y, por desgracia, la crueldad vivida por un ser tan noble como Merrick es precisa en su descripción.
The Elephant Man es un vistazo a la sociedad poco avanzada de hace varias décadas y que al extrapolar con la actualidad nos demuestra que en realidad no ha cambiado mucho.
El segundo filme de Lynch, filmado en blanco y negro (para transmitir parte de la sensación de tiempos pasados), se estrenó el 19 de marzo de 1980. Cumple 40 años.
