La desfragmentación de la sociedad estropeó de manera decisiva la imagen que el hombre tenía de sí mismo y con ello quebrantó el deseo y la necesidad natural de habitar con el que es diferente. Esa fractura en lo más profundo del individuo, le arrojó hasta las calles, para unir en un solo grito la fuerza necesaria para encontrar una luz en medio del caos social. Todas las voces se unieron en un clamor cósmico que estremeció hasta las estrellas más lejanas en la galaxia, pues, era un rugido que busca desesperadamente encontrar la luz para darle comienzo a la sanación de cada persona, y así poder construir una sociedad digna para cada persona.
Polarizados, nos enfrentamos como si de una guerra entre malos y buenos se tratara. Al parecer, perdimos la capacidad de empatizar con el otro, poniendo de excusa la diferencia de pensamientos. ¿En qué momento dejamos de ver realmente la vida del otro?, ¿Cuándo fue que perdimos la visión de una existencia más plena y digna, que involucra al otro en su pluridimensionalidad? ¿En qué momento, la muerte, el secuestro, los cuerpos desmembrados, la pequeña abusada y violentada se convirtieron en la imagen de portada que incrementa seguidores y banaliza la experiencia del dolor y el sufrimiento? ¿Cuándo fue que se nos extravió la realidad del otro, convirtiéndolo en una simple masa caminante, a quien puedo dañar, atacar, acosar, asesinar a mérito de un placer patológico?
Vivimos ante el riesgo de pretender construir nuestra propia vida, excluyendo al otro, al diferente, al extranjero, al que se diferencia totalmente de mi o al que se parece tanto que me confronta. Nos enrutamos en la tarea de elaborar conceptos e ideologías que en principio respondían a esa búsqueda necesaria de una solución, pero que, con el tiempo se han convertido en guetos en los que se entrenan sus participantes para salir a la lucha, a la guerra contra el otro, con un solo objetivo: imponer sus principios, y determinar el modus operandis en la sociedad. convirtiéndose de esta manera en el mismo modelo anterior, con una sola diferencia, ahora son otros los que imponen no los de siempre.
Frente a todo esto, se han elaborado miles de reflexión que buscan dar un respiro a este caos social, en mi caso, lo único que pretendo es poder decirte que en medio de tu creencia ideológica, puedes comenzar un proceso de reinvención personal. El proceso de lógico, cambian las personas, cambian los sistemas. Ese es el único camino, la única alternativa que tenemos en nuestras manos. Muchos justifican su actuar violento recordando que todos los cambios sociales en la historia tenido como preparatoria la confrontación, yo te pregunto: ¿Es necesario?, ¿Queremos mas acontecimientos violentos que denigra la propia realidad del individuo? ¿Podríamos sentarnos a dialogar de la transformación singular de cada persona, -en principio- más que de las estrategias para cambiar lo social?
Todo gran árbol tuvo su comienzo en una pequeña e insignificante semilla, toda transformación social, implica de forma imperativa la reinvención de la persona.
