Uno de los más grandes escritores de Latinoamérica, murió hoy a los 83 años, por complicaciones de salud, así lo dio a conocer la Universidad de Guadalajara.
Ganador del Premio Cervantes, el más importante y pesado reconocimiento que hay en la literatura en lengua española, además un mexicano que construyó un legado de letras con ensayos y narraciones que finalmente dibujaron una historia diferente con Maximiliano y Carlota, Noticias del Imperio, la exquisita novela que nació a partir de la curiosidad y fascinación del autor por estos dos personajes reales que desataron en él la obsesión para contar su historia.
Fernando del Paso comenzó su vida laboral en la publicidad, también fue un reconocido académico y diplomático, incursionó en el periodismo y al vivir en Londres fue locutor de la BBC, para terminar también siendo cónsul en París.
Siempre reconoció su tristeza por la situación de México, inundado por la corrupción, la violencia y la pobreza, “las cosas no han cambiado en México sino para empeorar, continúan los atracos, las extorsiones, los secuestros, las desapariciones, los feminicidios, la discriminación, lo abusos de poder, la corrupción, la impunidad y el cinismo. Criticar a mi país en un país extranjero me da vergüenza”, comentó al recibir el Premio Cervantes.
Sus obras más grandes reflejaban el esfuerzo de décadas de trabajo, investigación, armonía y mucha inspiración con razón, la coherencia que lo caracterizaba en José Trigo, Palinuro de México y Noticias del Imperio, seguirán siendo leídas por generaciones y trascenderán en ellas.
Al referirse a su obra Palinuro de México, Del Paso comentaba que fue inspirada como la recreación literaria de su vida como infante y joven, en ella estaban implícitos lo que fue, lo que creyó que era, lo que no fue, lo que hubiese sido y lo que sería. Fernando siempre defendió que de toda novela se aprende de historia, pues las épocas en las que se abordan, siempre asoman un poco de conocimiento nuevo.
Siempre he considerado que dibujar es una venganza de mi mano izquierda al acto de escribir, comentó el autor mexicano en alguna entrevista, recordando que cuando niño, su pasión se inclinaba al humor gráfico, pero al no considerarse talentoso en ello, y aunque del 59 al 65 se desempeñó como trabajador de la publicidad, decidió dejarlo de lado para darle paso a las creaciones literarias, años después lo retomaría como manera de liberación mental.
