Se podría decir que el concepto de los Black Keys es lo más básico de lo básico, no solo en su lírica, sino en su música. Se jactan de su simplicidad y de lo extraño que puede resultar esto. El punto es demostrado en el segundo disco de The Black Keys, Thickfreakness, de 2003.
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El título es una palabra compuesta que no existe como tal y que expresa algo extremadamente extraño. Un “freak” es un fenómeno, un paria que generalmente es rechazado. Así se consideran los Black Keys y, probablemente, así consideran a su auditorio con quien hacen equipo. “Thick” es denso, por lo que el título podría referirse al efecto de ser un fenómeno hasta el núcleo.
El 8 de abril de 2003 llegó la segunda placa del dueto de rock de garaje y blues, surgido el año de 2001, en la ciudad de Akron, Ohio, en los Estados Unidos y que está integrado únicamente por dos personas, Dan Auerbach, quien toca guitarra, bajo, teclados y es la voz principal, además de Patrick Carney, ejecutante de batería y percusión.
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Para las giras, The Black Keys se hacen acompañar de un pequeño ensamble de músicos, con el fin de mantener la integridad de su música.
Pese a lo escueto de su alineación, The Black Keys hace el ruido necesario. Thickfreakness es un disco de 11 tracks con casi 40 minutos de duración. De estos, tres fueron sencillos, el más conocido, “Set You Free”, que tuvo gran difusión gracias a la película, School of Rock, que se dio a conocer unos meses más tarde (y de la cual hablaremos en este espacio).
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El otro par de cortes promocionales fueron, “Hard Row” y “Have Love Will Travel”. El material, en su conjunto, fue el primero que les dio reconocimiento real colocando a los Black como una de las bandas a notar durante ese inicio de siglo.
Todos los temas fueron compuestos por el dueto, a excepción de “Have Love Will Travel”, de Richard Berry (famoso por su creación “Louie Louie”) y “Everywhere I Go”, del bluesero Junior Kimbrough. En “Hard Row”, los Keys cuentan con la ayuda en la letra de Chuck Auerbach, padre de Dan.
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Lo sencillo de su construcción musical lo hace un disco digerible y fácil de absorber. Es rock y es blues. Y ya. No se necesita más.
La simplicidad se da incluso en la imagen de su portada, reminiscente de la lata de sopa de Warhol, pero que es sustituida por una de pomada.
Thickfreakness cumple 20 años en 2023.
