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El aborto en México: entre la estigmatización y el derecho

En México el aborto está despenalizado, pero aún hay mucho camino por recorrer.

A lo largo de la historia, la decisión sobre el cuerpo de las mujeres ha estado supeditada por la voluntad de un sistema patriarcal que desea tener sometido, dominado y controlado el cuerpo femenino. Desde qué vestir, qué hacer, cómo comportarse, qué hacer con el cuerpo y sobre todo, qué no hacer con él.

En este contexto, nos encontramos con uno de los temas que han causado mayor revuelo no sólo en el pasado cuando era invisibilizado, sino en la actualidad, debido a que sigue siendo un tema con posturas radicales.

Al momento de decidir sobre la interrupción de un embarazo, siempre entra en tela de juicio los valores y criterios morales, sociales, institucionales e inclusive religiosos, que ponen en constante discusión sobre las decisiones de las mujeres.

El aborto, un tema evadido

En los últimos años, la lucha por la despenalización ha abordado más y más apertura en el conocimiento de lo que es y consiste un aborto. En países como Argentina o Colombia el aborto fue despenalizado apenas unos años, mientras que en países como Estados Unidos, el aborto volvió a ser penalizado después de ser legalizado en la década de los 70.

En México, la Suprema Corte de Justicia declaró inconstitucional la penalización del aborto en todo el país, lo que si bien no criminaliza a las mujeres que desean interrumpir su embarazo, no está asegurado para las mujeres, ya que aún en el país no es del todo libre ni del todo gratuito.

Gracias a la despenalización del aborto en todo el territorio nacional, está prohibido criminalizar a cualquier mujer que tome la decisión de abortar, ya que en varios estados del país era penalizado e inclusive tipificado como un delito.

En estados como la Ciudad de México, el aborto fue despenalizado desde el año 2007 y actualmente mantiene su legislación hasta la semana 12 de gestación.

Las mujeres que enfrentan la decisión de interrumpir el embarazo, se encuentran en una situación donde la culpabilización y estigmatización son los ejes principales. A menudo, se encuentran estereotipadas por tomar la decisión de abortar, muchas veces en soledad, por el miedo a ser juzgadas ante una sociedad que rechaza a las mujeres y las señala por decidir sobre su cuerpo.

Por otro lado, se ha estimado que el 61% de las mujeres que han enfrentado un embarazo no planeado optan por el aborto.

La presión que recae en las mujeres

Otra de las grandes situaciones que las mujeres enfrentan, es el gran problema de la educación sexual en el país, ya que muchas de ellas inician su vida sexual sin la información para prevenir enfermedades e infecciones de transmisión sexual, además de embarazos no deseados.

Se estima que México, la tasa de embarazo adolescente se encuentra entre las más altas del mundo, pues debido al poco acceso y el hermetismo en la educación sexual, producen no solamente riesgos físicos para los adolescentes, sino que llevan a condiciones de precariedad económica y la dificultad de acceder a una calidad de vida digna.

Por otro lado, el peso del cuidado en las relaciones sexuales ha caído en las mujeres, pues la gran mayoría de los métodos anticonceptivos conocidos van dirigidos hacia el cuerpo de la mujer. De igual forma, la responsabilidad se le ha atribuido con mayor énfasis a las mujeres, quienes enfrentan los estereotipos de la maternidad.

El no abrir el debate sobre la penalización del aborto trae terribles consecuencias para las mujeres, ya que al no tener acceso a servicios dignos que garanticen su integridad en un aborto, pueden terminar abortando de manera clandestina que pueden traer complicaciones médicas e inclusive llevar a la muerte.

El aborto no sólo constituye un problema privado, sino que consiste en un problema de salud pública, ya que, al garantizar el derecho al aborto seguro y gratuito, las mujeres pueden tomar mejores decisiones sin poner en riesgo su vida.

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Mar

Escritora, redactora. Egresada de la carrera de Lengua y Literatura Hispánicas, fui parte de la Coordinación para la Igualdad de Género de la UNAM. La escritura es el camino y la meta, y siempre estoy pensando con palabras.

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