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A ContracorrienteThink Tank

Cualquiera podría ser #Lady3Pesos

Me voy a hacer el “Harakiri” pero voy a defender a #Lady3Pesos. Iré a contracorriente.

 Y no. No justificaré su proceder irracional y grosero. 

Los empleados de una tienda merecen trato respetuoso. Todos merecemos trato respetuoso, especialmente si también lo ofrecemos. 

Mi punto no son solo las groserías de la señora y sus insultos clasistas. Mal, muy mal. 

El punto para defenderla es la aplicación de medidas sanitarias sin flexibilidad, mal pensadas, que vulneran a los ciudadanos o los orillan a realizar gastos adicionales en un contexto de crisis económica.

Quienes han fustigado y ridiculizado a la señora han perdido la capacidad de empatía tanto como ella cuando insulta a un empleado.

No la conozco. Pero he pasado por situaciones similares que, en verdad, pueden sacar de quicio a cualquiera. Sí, cualquiera. El que esté libre de exabruptos que tire la primera piedra. 

Con los niños en casa por la suspensión de clases alguien que debe quedarse en casa con ellos. Quien no lo haga puede cometer omisión de cuidados.

Algunos podrán apoyarse con alguien más para hacer algunas actividades, apelar a la solidaridad de familiares como abuelos, tíos, hermanos, incluso trabajadoras domésticas. 

Pero aún con el apoyo familiar habrá ocasiones, en las que la necesidad de salir para ir al banco, acudir a una farmacia o al mercado sean apremiantes. Aunque no sea conveniente, habrá que acudir con los hijos a un establecimiento.

Una vez en el establecimiento comercial es sumamente frustrante que, sin mayor criterio, se niegue la entrada para cubrir una necesidad. 

La negativa de entrada al establecimiento a personas cuidadoras de niñas y niños obliga a gastos adicionales: contratar a una persona que cuide a los menores o realizar traslados adicionales para “encargar” a los hijos con algún pariente, siempre y cuando ellos tengan posibilidad. 

La aplicación indiscriminada de la medida sanitaria estaría vulnerando a quienes no tengan recursos: tiempo y dinero.

Por eso, cuando veo en mis redes sociales una nota de la #Lady3Pesos, en lugar de sumarme al escarnio porque la despidieron del trabajo, pienso que se podría estar cometiendo una injusticia. 

¿Qué pasaría si la Lady en cuestión fuera madre soltera, en una ciudad ajena en la que no tiene soporte familiar? ¿Qué pasaría si tiene el dinero contado y no le alcanza mas que para su compra del día?

No esta bien que insulte a las personas, pero entendería su desesperación. 

Si fuera el gerente de la tienda departamental intentaría escucharla, encontrar una forma en la que los niños estén seguros en la tienda y evitar que se publique su imagen para no exponerla al escarnio público.

Ahora no solo carga con la frustración por no poder comprar lo que necesitaba, hoy es exhibida como un “mal ejemplo” y perdió su trabajo. La empresa no quiso ser asociada con la mala imagen del exabrupto. Sí, pudo evitar se grosera, pero también el personal de la tienda pudo intentar entenderla.

Empatía, empatía, empatía. 

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Gabriel Morales López

Periodista, académico y empresario | Llevo trabajando en la web desde 1998 | Master en Periodismo por El Mundo y Universidad San Pablo CEU, becario de la Fundación Carolina 2005-2006. | Sígueme en LinkedIn.

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