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El día que Firulais comenzó a ser tratado como humano

La tendencia para consentir a las mascotas no se ha ido y no lo hará, es más, continúa en ascenso y comienza a ser cada vez más caro tener un perro, ¿por qué?, la clave es la humanización.

Seamos honestos, tener una mascota jamás ha sido un tema de techo, alimentos y salud únicamente, sino de cuidado, protección y calidad de vida, pero hoy, lo que implica la palabra calidad puede llegar a ser algo que es también considerado maltrato animal. Pues el hecho de convertirlos en parte de nuestra familia, no nos da derecho a humanizarlos.

Según la Asociación de Productos para Mascotas en Estados Unidos, en el 2010 el gasto mascotas contabilizado en miles de millones de dólares de era de 48.4, en el 2020 llegó a los 99.

La encuesta de Rover, la mayor red mundial de cuidadores y paseadores de perros, casi la mitad de los estadounidenses gasta 3 mil 400 dólares anuales en atender las necesidades de sus perros. 

Hoy en México, el 60% de los hogares tiene en promedio una mascota, según la MSD Salud Animal México;  en lo que más se gasta es en el alimento premium y especializado, luego en los accesorios y juguetes, lo que incluye también el clóset a la moda, reporta Petsy. También se sabe que el promedio de gasto, según la plataforma de servicios financieros Coru, es de por lo menos mil pesos mensuales en el 45% de los dueños, pero de más de 3 mil pesos en el 3% de ellos, tendencia que va en aumento.

Y en definitiva va en aumento por las modas y aplicaciones actuales en donde los servicios que se ofertan exclusivos para perros van desde aplicaciones de citas, televisión, taxis, yoga, spa y llegando celebrar bodas caninas, cumpleaños y hasta bar mitzvah. 

La necesidad de cuidar un “ser” se ha llevado a tener “perrhijos” y no necesariamente hijos, cosa complicada en un mundo en donde la mayoría de las personas trabaja. La calidad de vida de las mascotas se ha elevado, pues los dueños de los animales son más responsables y cuidadosos con su alimentación y salud.

¿Qué hay de malo en ello?

En realidad, humanizar a los perros trae consecuencias no deseables para ellos, pues seamos claros, humanizar quiere decir atribuir características de las personas y tratarlos como humanos en lo emocional, entendimiento del mundo, gustos, hábitos… y eso impide, que se comporte como corresponde a su especie y limita su bienestar, pues se genera en ellos ansiedad, según Moisés Haiblum, académico de la facultad de Medicina Veterinaria Zootecnia de la UNAM.

Por ejemplo, explicó, si un perro está todo el tiempo con su dueño se crea apego excesivo, y cuando no está, el animal puede sufrir de ansiedad por separación, que se manifiesta con ataques de pánico que lo motivan a destruir objetos, vocalizar, orinar y defecar dentro de la casa. “Al regresar y ver el desorden, el dueño piensa que el animal lo hizo en venganza por haberlo dejado solo, lo regaña y lo trata como si entendiera las circunstancias, cuando en realidad el perro está expresando ansiedad porque la figura que le aporta seguridad no está disponible”.

Lo más común es tratarlos como niños y luego adolescentes, recuerdo que hace no mucho, uno de mis vecinos le discutía a su pastor alemán por haber cagado por cuarta vez, destrozado su rincón y ladrado demás al repartidor de Amazon, era tan curioso escucharlo preguntarle a “Picaso” ¿por qué lo había hecho nuevamente?, claro, “Picaso” no es que se quisiera quedar callado, pero en efecto los aullidos no terminaban de contestarle al vecino y peor fue cuando le pidió una explicación por las plantas, explicación que por supuesto no llegó.

Humanizar a tu mascota incluye disfrazarlos en festividades, darles comida de tu plato, sentarlos en la mesa o hacerlos realizar cualquier actividad que no sea propia de su especie; no es que las acciones se hagan con el afán de afectarlos, a veces es el desconocimiento el que las genera.

¿Cuáles son las consecuencias? 

  • No se respetan las normas básicas de convivencia.
  • Agresividad, pues si no consiguen lo que quieren, se frustran y pueden llegar a las mordidas.
  • Miedo, desconfían de cualquiera.
  • Desobediencia, incluso al mismo dueño.
  • Destructividad, pues la sobreprotección le impide una relación sana entre perros y otras personas.

Finalmente, Moisés Heiblum indicó que se les debe enseñar a ganarse las cosas buenas de la vida. “Sin ningún tipo de violencia o sometimiento, se les debe instruir con tres o cuatro comandos a través de refuerzo positivo, para que cada vez que quieran algo ‘paguen’ para conseguirlo”. Es como enseñarles a pedir con un “por favor”, y de este modo se puede lograr una comunicación estable, que les confiere una estructura de vida predecible, porque los animales de compañía sabrán cómo conseguir lo que les gusta disminuyendo considerablemente sus niveles de ansiedad, señala Haiblum.

Un perro humanizado, es en la voz de muchos expertos al rededor del mundo, un perro maltratado.

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